Intocable. La extraña pareja

La primera vez que vi una película de François Cluzet fue hacer relativamente poco, por casualidad, en la tv de ricos tuve la suerte de ver "No se lo digas a nadie" de Guillame Canet. Me pareció un actor bastante interesante y cuando vi que era uno de los protagonistas de Intocable pensé que sería una buena razón para verla. Más aún viendo el papel al que se enfrentaba. Interpretar a un tetrapléjico es una aventura que no todos llegan a terminar bien. Lo único que puedo decir después de ver la película es que es para quitarse el sombrero.





Sin embargo, lo mejor de esta película no es el estupendo papel de Cluzet sino que consiguen que la película no gire en torno a la pena por su personaje sino a la preciosa amistad que surge entre Driss ( Omar Sy, estupendo actor) y Philippe ( Cluzet). Porque Philippe es un hombre optimista que quiere vivir sus circunstancias y cuyo mayor dolor en la vida es y será haber perdido a su mujer.

Frente a él, Driss, un hombre de los suburbios que tiene muchísimos problemas. Acaba de salir de la cárcel, su madre le ha echado de casa, su hermano se está metiendo en líos y su único propósito es conseguir que le sigan pagando el paro. Pero se encuentra con Philippe y ambos descubren que la vida puede darte muchas más cosas.
Intocable no es una película sobre un tetrapléjico y el señor que le cuida, es la historia de dos amigos que se complementan el uno al otro, que se enseñan el uno al otro y que le muestran al otro una manera de ver la vida que, hasta ese momento, no hubiera imaginado.
Vale la pena ver Intocable por el optimismo que irradia, porque no da pena, ni pretensión de darla, porque todos los personajes tienen una alegría natural que es muy difícil ver hoy en día.
En definitiva, Intocable es una buena dosis de optimismo que, en los tiempos que corren, falta nos hace...